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La retención de empleados es la capacidad de una organización para mantener a sus colaboradores y reducir la rotación no deseada, especialmente a los profesionales de alto desempeño y a aquellos en puestos difíciles de cubrir. A nivel mundial, el 93% de las empresas se preocupan por la retención de empleados, ya que muchas luchan por encontrar y retener profesionales con las competencias y experiencia vitales para el éxito. Es crucial porque sustituir a los empleados es costoso, afectando el desempeño, la moral, la productividad, la producción, y la experiencia del cliente.

¿Por qué se van los empleados?

Los empleados renuncian por diversas razones:

  • Remuneración insuficiente o beneficios poco competitivos.
  • Factores emocionales: no sentirse valorado, apreciado o respetado.
  • Malos jefes.
  • Agotamiento o cansancio crónico.
  • Falta de oportunidades de desarrollo profesional o de crecimiento.
  • Escasa autonomía y aburrimiento.
  • Oportunidades increíbles en otro lugar.
  • Estrategias clave para retener a los empleados: Las empresas pueden implementar diversas estrategias para mejorar la retención:
  • Ofrecer un salario y beneficios justos y competitivos: Es fundamental revisar periódicamente los salarios y beneficios para asegurar que sean competitivos y satisfagan las necesidades del personal.
  • Invertir en desarrollo profesional y crear vías de crecimiento: Los empleados esperan que su empresa les ayude a adquirir nuevas competencias y a ascender en su carrera profesional. Ofrecer programas de capacitación relevantes y movilidad interna es un gran incentivo. Los programas de mentoría también ayudan a adquirir nuevas competencias y a reforzar vínculos laborales.
  • Capacitar a los directivos para retener el personal: Los grandes directivos están asociados a una reducción significativa del riesgo de deserción. Es clave que los directivos tengan la capacitación, las herramientas y los conocimientos para apoyar a sus equipos y establecer relaciones sólidas.
  • Fomentar el compromiso de los empleados: Los empleados comprometidos tienen mayores tasas de retención y productividad. Crear un entorno donde se sientan respetados y con un sentido de pertenencia es fundamental.
  • Reconocer el trabajo duro y los hitos: Los empleados quieren ser vistos y reconocidos por sus contribuciones. Un programa formal de reconocimiento y el agradecimiento constante de los directivos fomentan una cultura de aprecio.
  • Mejorar la cultura del lugar de trabajo: La cultura, que incluye las creencias compartidas y los comportamientos aceptables, es vital. Las organizaciones que crean un sentimiento de comunidad entre los colaboradores mejoran la experiencia y la retención.
  • Comunicarse con transparencia: La comunicación clara y honesta genera confianza. Mantener a los empleados informados sobre la estrategia, cultura y políticas de la empresa les ayuda a sentirse valorados y respetados.
  • Apoyar el bienestar de los empleados: Sentirse valorado, apreciado, apoyado y respetado es fundamental para el bienestar. Esto incluye programas de bienestar, apoyo a la salud mental, y un equilibrio saludable entre la vida laboral y personal.
  • Contratar de manera más inteligente y mejorar la incorporación: Una experiencia de contratación positiva y un proceso de incorporación eficaz son vitales para el éxito del nuevo empleado y aumentan la probabilidad de que permanezca en la empresa.

Cálculo de la tasa de retención de empleados

Para calcular la tasa de retención, se divide el número de empleados que permanecieron en un período de tiempo (sin contar nuevas contrataciones) por el número de empleados al inicio de ese período, y se multiplica por 100.

Fuente:  www.oracle.com

Durante décadas, muchas organizaciones han centrado sus esfuerzos motivacionales en recompensas monetarias, bonos por desempeño y promociones verticales. Sin embargo, los estudios más recientes —y las experiencias más humanas— nos muestran que ese enfoque tiene límites claros. La motivación no se compra: se cultiva.

Mito 1: “El salario lo es todo”

Aunque el salario justo es un factor higiénico básico, por sí solo no garantiza compromiso ni entusiasmo. Cuando la remuneración deja de ser un problema, otras necesidades emergen: sentido de propósito, reconocimiento, autonomía. De hecho, Gallup ha encontrado que empleados que se sienten valorados tienen un desempeño superior incluso si su salario no aumenta.

Lo que realmente importa: Sentirse visto, escuchado y valorado.

Mito 2: “La motivación es responsabilidad del área de talento humano”

La motivación no es una tarea que se delega, es una cultura que se vive. Si el liderazgo no reconoce, inspira ni escucha, ningún programa corporativo logrará compensar esa ausencia. La motivación es colectiva, cotidiana y transversal.

Alternativa efectiva: Equipar a los líderes con habilidades emocionales y fomentar el reconocimiento entre pares.

Mito 3: “Reconocer mucho puede ‘inflar’ a los colaboradores”

Temor infundado. El reconocimiento genuino no genera arrogancia, sino pertenencia. Al contrario, lo que desmotiva es la indiferencia, la invisibilización del esfuerzo. Las personas se comprometen más cuando saben que lo que hacen tiene un impacto visible.

Clave emocional: Un “gracias” sincero tiene más poder que cien correos corporativos motivacionales.

Mito 4: “Solo los resultados tangibles merecen reconocimiento”

El esfuerzo invisible —la actitud positiva, la empatía, el soporte emocional, la resiliencia en momentos difíciles— también merece ser celebrado. Ignorar estos aportes crea culturas frías donde solo se valora lo cuantificable.

Estrategia humana: Reconocer comportamientos, no solo metas cumplidas.

 

¿Cómo motivar de forma más humana?

  • Diseñar sistemas de reconocimiento que validen el esfuerzo diario
  • Fomentar la retroalimentación emocional entre pares
  • Formar líderes con inteligencia emocional
  • Crear espacios donde se hable de propósito y sentido
  • Visibilizar pequeñas acciones con grandes efectos

En resumen: motivar no es empujar, es inspirar

El cambio de paradigma es urgente. Pasar del incentivo transaccional al reconocimiento transformacional permite construir culturas más resilientes, más humanas y profundamente comprometidas. En MisMéritos, creemos que la motivación no vive en la nómina: vive en las conexiones reales que se crean cada día.

A veces, lo que hace falta en una oficina no es otra reunión ni un nuevo manual de procedimientos. A veces, lo que hace falta es un poco de juego. Un pequeño empujón que despierte la motivación, que saque sonrisas, que transforme lo rutinario en algo más… humano.

Y no hablamos de poner una consola en la sala de descanso.

Hablamos de gamificación. Pero no como moda pasajera, sino como una forma real de reconocer, motivar y premiar. Y ahí es donde MisMéritos brilla.

¿Gamificación en la oficina? Sí, y funciona.

Imaginá esto: cada vez que alguien supera una meta, ayuda a un compañero, resuelve un problema complicado o tiene una actitud que inspira… recibe puntos. No como castigo o competencia tóxica. Al contrario: como un reconocimiento visible, amable y justo.

Esos puntos no son abstractos. Se acumulan. Se canjean por premios reales. Y más importante aún: generan entusiasmo. Esa sensación casi olvidada de “¡lo logré!”, pero en un contexto laboral.

Cuando el trabajo empieza a sentirse como un juego… pero en el buen sentido

A ver, seamos sinceros: trabajar puede ser agotador. Hay días en los que cuesta arrancar. Días en los que todo pesa más.
Pero, ¿y si supieras que ese pequeño esfuerzo extra puede darte algo más que un “bien hecho”?

Eso hace MisMéritos. Le pone color al esfuerzo diario. Le da valor a lo que muchas veces pasa desapercibido. Porque detrás de cada punto hay una historia. Una actitud. Una elección.

Por ejemplo: Sofía lideró una presentación complicada con empatía y claridad. No estaba en el guion, no era obligatorio, pero se lució. Sus compañeros lo notaron, y le asignaron méritos.
Y eso no solo le dio puntos para canjear por ese premio que venía mirando… también la hizo sentir parte. Valorada. Reconocida.

Puntos que conectan, no que dividen

A diferencia de los rankings fríos o las tablas de rendimiento que sólo generan presión, MisMéritos apuesta por una gamificación sana. Colaborativa. Donde dar méritos es tan importante como recibirlos. Donde no hay un “ganador único”, sino un equipo que crece en conjunto.

Y es que cuando todos participan, todos ganan algo. Aunque no sea un premio físico, el clima mejora, la confianza aumenta, y la productividad… simplemente fluye.

Un juego serio que cambia culturas

Puede sonar contradictorio, pero no lo es: gamificar el trabajo no es jugar a trabajar. Es entender que las personas se mueven mejor cuando hay motivación, sentido y reconocimiento.
Y que un poco de juego puede generar resultados muy serios: menos rotación, más compromiso, más creatividad.

Además, implementar MisMéritos es fácil. No se necesita cambiar toda la estructura. Solo hace falta una decisión: la de mirar el reconocimiento con otros ojos.

En resumen: premiar con puntos, sí. Pero inspirar, sobre todo.

Porque al final, los puntos que más motivan no son los que aparecen en una tabla. Son los que vienen cargados de intención, de emoción, de gratitud.

Con MisMéritos, cada punto es un pequeño “gracias” que se transforma en algo más. En motivación. En cultura. En equipo.

Y la verdad, en tiempos donde el entusiasmo escasea, eso vale muchísimo.

Hay algo que no siempre se dice en voz alta, pero que todos sabemos: un sueldo justo no lo es todo. Claro, pagar bien es importante. Pero cuando alguien se queda tarde, resuelve un problema difícil o simplemente tiene una actitud que contagia energía positiva… eso también merece algo más que un “gracias”.

Y es ahí donde MisMéritos entra en escena.

Cuando el reconocimiento vale más que un bono

Imagina esto: Carla, del equipo de soporte, lleva semanas atendiendo con paciencia infinita a clientes difíciles. Nadie le pidió que lo hiciera con tanta dedicación. Lo hace porque le importa. Un día, su compañero Javier le otorga un mérito a través de MisMéritos, destacando su actitud. No es una reunión formal, ni un correo corporativo con copia al jefe. Solo un pequeño gesto, espontáneo, pero con impacto. Y Carla sonríe. Se siente vista. Valorada. Porque lo está.

Lo que impulsa de verdad a una persona

No todos trabajan por lo mismo. Algunos lo hacen por pasión. Otros, por necesidad. Pero hay algo que casi todos compartimos: queremos sentir que lo que hacemos importa. Que alguien lo nota. Que estamos dejando huella, por pequeña que sea.

MisMéritos transforma esa necesidad humana en una herramienta poderosa. Porque cuando los logros se reconocen de forma inmediata y con sinceridad, algo cambia. La motivación se enciende, el compromiso crece. La productividad… también, claro. Pero casi como consecuencia natural.

Un sistema pensado para personas, no solo para empresas

En lugar de grandes evaluaciones anuales, MisMéritos propone algo más simple y cercano: reconocer a tiempo, con propósito, y con una recompensa que realmente importe.

Los méritos se convierten en puntos. Y los puntos, en premios. Pero más allá del premio en sí —que puede ser un día libre, un almuerzo, o ese parlante que tenía en la mira—, lo que realmente se premia es la actitud, el esfuerzo y el espíritu de equipo.

Y eso, sinceramente, no tiene precio.

Construyendo cultura sin forzarla

Una de las cosas más difíciles en una empresa es construir cultura. No basta con frases lindas en las paredes. La cultura se forma todos los días, en cada correo que se responde con respeto, en cada idea escuchada, en cada “bien hecho” que alguien se toma el tiempo de decir. Con MisMéritos, ese “bien hecho” no se pierde en el aire. Queda registrado, cuenta, y suma.

Además, al poder ver quiénes reciben más méritos, las empresas descubren talentos ocultos, líderes silenciosos, personas que aportan desde lugares inesperados. Es una forma de ver más allá del cargo o el currículum.

No es solo una plataforma. Es un cambio de enfoque.

En definitiva, MisMéritos no viene a reemplazar nada. Viene a sumar. A recordar que en el centro de toda empresa hay personas. Con historias, con días buenos y malos, con ganas de crecer.

Y que a veces, un pequeño gesto puede hacer una gran diferencia.